Paloma Fabrykant es la hija de la escritoria Ana María Shua pero dejo la Facultad de Letras por cansarse del mundo académico. Empezó por el karate, ahora práctica jiu jitsu y hasta pasó por las artes marciales mixas, pero sin mucho placer: "Siempre me dio mucho pánico escénico".
Paloma Fabrykant es un caso particular. Fue estudiante de Letras hasta que se dio cuenta de que no le interesaba esa carrera porque sentía que el mundo real estaba afuera, lejos de una facultad. Abandonó la tinta y el papel para ingresar al mundo del combate.
Desde pequeña ya mostraba talento para la escritura debido a que su madre, la escritora Ana María Shua, se lo impuso. A los cuatro años ya leía y a los seis ya escribía cuentos infantiles completos, algo poco frecuente en niños de su edad.
Realizó sus estudios en el Colegio Nacional Buenos Aires donde practicó judo y donde se graduó posteriormente. Comenzó la carrera de letras y la dejó debido a que "el cerebro estaba por encima del cuerpo", y consideraba que necesitaba otro tipo de estímulo.
Luego de abandonar los estudios universitarios comenzó a practicar karate. Allí encontró su verdadera vocación: "Cuando hacía karate, estaba siendo karate". Poco a poco se adentró en el mundo marcial. Realizó coberturas periodísticas para medios gráficos en 2007, en ese entonces sus trabajos eran publicados en la sección Curiosidadesy no en el espacio deportivo.
Con el paso del tiempo fue cubriendo distintos eventos vinculados a las artes marciales mixas (MMA) y recibió galardones como por ejemplo una invitación para cubrir UFC (Ultimate Fighting Championship), la liga más importante de este deporte, la experiencia más gratificante que ella conserva de su trabajo como periodista.
Debido al seguimiento constante que hizo sobre este deporte se vio interesada en practicarlo. En el 2012 tuvo su debut como profesional en la jaula ante su compatriota Constanza Zoilo, la cual la venció por KO. Luego de esto tuvo cinco peleas más de las cuales resultó vencedora en tres y perdedora en dos, con un récord final de 4-2.
Tras dos años como peleadora profesional decidió retirarse debido a que no disfrutaba cuando estaba arriba del octágono, por lo tanto para no alejarse del ambiente comenzó a practicar jiu jitsu y a participar en competiciones de este deporte. Una de las competiciones, la Copa Mercosur, una de las más importantes, la ganó.
Por otra parte, sigue cubriendo al MMA y el 26 de junio viajará a Córdoba para cubrir el próximo Arena Tour.
-Contamos un poco cómo fue que empezaste a estudiar Letras y las razones por las que te decidiste estudiar esa carrera.
-Mi mamá es escritora y desde chica nos inculcó a mí y a mi hermana el tema de la literatura. Yo empecé a leer y a escribir a los 3,4 años y cuando entré a primer grado ya redactaba cuentitos. Mi vieja, que es fanática de la literatura, me puso en la cabeza desde chica que tenía que ser escritora, que iba a ser genial. Y bueno, uno sigue un poco el camino que le pautan. Así que siguiendo ese mandato me anoté en la carrera de letras.
-¿Cómo fue que te metiste en el mundo de las artes marciales?
-Cuando tenía 20 años, al principio de la carrera, empecé a notar que no terminaba de apasionarme y entusiasmarme tanto y estaba cansada del mundo académico. Siempre se ponía el cerebro por encima del cuerpo y me daba la impresión de que la vida real no era eso, sino que estaba en otro lado. Por esto es que empecé karate y ahí sí sentí que estaba realizando acciones, no estaba leyendo ni pensando. Sentía que cuando estaba haciendo karate, estaba siendo karate. Después me fue dando curiosidad por aprender otras artes, como el Jiu-Jitsu y el MMA. Practicar el deporte es mi mayor realización. Es en el momento en el que no estoy pensando en otra cosa. Donde vivo el aquí y ahora, te obliga a estar 100% presente. El arte marcial es un camino espiritual, te lleva a ser una persona mejor. Tenés que vencer todo el día a la pereza y esa lucha es lo que te convierte en una persona más fuerte.
-¿Qué impacto y qué crecimiento tuvo el MMA en Argentina?
-Fue creciendo muchísimo. Realmente desde la época donde proponía el tema en las revistas que trabajaba y me decían "ah esos locos que se pelean en la jaula" a hoy ser conocido, todo el mundo ahora sabe de lo que estamos hablando, esa es una diferencia muy grande. La bisagra fue la televisación. Cuando apareció la primera franquicia que se puso en TV en Argentina, que fue Strikeforce en Space, ahí fue cuando se popularizó de verdad. Lo que está en la tele en un punto se legitima, si está ahí no es una locura de personas salvajes que se pelean.El boom fue en 2010. Cuando era televisado los miércoles y sábados en vivo. Fue una brecha, desde el 2010 a 2012, cuando todo el mundo hablaba de eso para bien o para mal. Luego, disminuyó la popularidad, pasó el máximo furor y también creo que pasó el primer momento en que todo el mundo se enteró que existía esto. Ya no es el momento donde el mundo se enteró del MMA. Hoy en día, en el 2015 creo que ya siguen interesados solamente a los que les interesa realmente y hay mucha gente que lo miró, se cansó y no lo vio más. Esto es algo de nicho, realmente va a seguir siendo de nicho, nunca va a ser el fútbol.
-¿Qué significa para vos practicar este deporte?
-La práctica es la razón de levantarse cada mañana, el momento más esperado de mi día es la hora del entrenamiento, no importa si es a la mañana, a la tarde o doble turno. Es mi mayor realización y es el momento en el cual estoy enteramente presente porque no estoy pensando en otra cosa más que vivir el aquí y el ahora. El objetivo del arte marcial es ser una persona mejor. Vencer todos los días la pereza te hace más fuerte a la hora de luchar contra los defectos de la personalidad de cada uno.
¿Cómo son tus entrenamientos? ¿Se entrena la resistencia al dolor?
-Mis entrenamientos varían según la competencia, cuando peleaba MMM profesionalmente había que tener todo controlado, las horas de sueño y las comidas eran muy importantes. Ahora que practico solamente jiu jitsu, hago lucha y pesas de manera más recreativa. La resistencia al dolor la vas ganando. Se entrena principalmente con los sparrings el tema de absorber el golpe, acostumbrarse a seguir a pesar del dolor y sobre todo lograr que no te asusten, porque las piñas te mueven el mundo pero después solamente son un moretón que no te va n a impedir seguir luchando.
-¿Cuáles son las sensaciones que tenés cuando subís a una jaula? ¿Entrás con miedo?
-Todas las veces que subí me quería bajar inmediatamente. Sinceramente nunca disfruté ninguno de los seis combates que hice. Siempre me dio mucho pánico escénico. No era miedo a que me peguen si no una sensación de que no quería estar ahí delante de toda la gente sabiendo que tenía que hacer un poco de show para porque habían pagado la entrada. De todas maneras, más allá de todo eso, la posibielloslidad de volver a pelear oficialmente está. Todos los días pienso en eso y analizo una posible vuelta al MMA.
-Antes de ingresar a la jaula, ¿la mentalidad es ganadora o alguna vez entraste pensando que ibas a perder?
-Mi único pensamiento desde que me subía era querer bajarme de ahí, en todas mis peleas. Un poco por eso decidí tomarme un respiro, porque si la iba a pasar tan mal por ahí no era para mí.
Andrés Pérez Quinteros
@PerezQuinterosA
En conjunto con Francisco Rutilo, Ignacio Guerrero y Nicolás Funes